No te enteras de nada.
Había una vez un tipo que fue uno de los más grandes compositores de la historia de la humanidad.
Fin de la historia.
No, ese era el contexto.
La historia que me gusta es que Beethoven una vez se encontraba en un restaurante tarareando sin parar una melodía y se olvidó de comer.
Al rato le pidió a un camarero la cuenta y éste le respondió: «Pero señor, no ha pedido nada».
De esto va todo, de que cuando haces cosas creativas, te sumerges en tu propio universo y es una de las cosas más flipantes de la vida.
Cuenta hasta cinco antes de pasar de mi y pensar «esto no es para mi».
SOMOS un saco de excusas, y todo lo que siempre «te vendo» de hacer cosas, seguramente no lo harás porque nada te hará salir de tu zona conocida si no es por una urgencia.
Y a veces ni eso.
Pero, PERO, MUY «PERO» voy a seguir dándote la turra cada día. Llueve, truene o caigan chuzos de punta.
Para que te pases al lado oscuro. Frase hecha, lo sé.
En realidad, este lado es luminoso y se está MUY bien.
Te espero.
Te sigo esperando.
¡Venga!, ¡Dale zapatilla!.